miércoles, 19 de marzo de 2014

Hay grandes maestros en detalles simples de la vida, aquellos de los que aprender el mismo concepto de la existencia. ¿Por qué no ser discípulos de un concepto? 

Soy discípulo del silencio, del miedo, de la risa... Podríamos aprender tanto de un solo concepto si lo nombramos nuestro maestro que, al paso siguiente encontraríamos un nuevo universo con el que iluminar nuestro espíritu, y otro y otro. Nos abriría las puertas a su mundo para entender en profundidad, en mente, cuerpo y alma aquello de lo que está hecho e integrarlo, hacerlo nuestro, interiorizar la inmensidad de todo cuanto lo compone para ser y existir con ello, uno, avanzando hacia la comprensión y autoconocimiento de lo que nos une a ese concepto. 

Creo que justamente eso es lo que hacemos con los problemas, aunque realizar esa misma conexión con los detalles conceptuales de la vida puede ser, seguramente mucho más satisfactorio.

Soy discípulo de la música, del aire y del viento, de la espera y del sufrimiento, de la noche y de nuevo del silencio. Aprendo a ser respiración, a mirar profúndamente las hojas de aquel árbol. Soy discípulo inquieto al darme cuenta de que todo aporta algo. 

Soy discípulo de Nadie, para poder ser Todos. Aprendo a dar un sentido a cuanto emerge vivo y cierto de cada detalle en la vida. Soy un niño discípulo y maestro, al permitir que cada concepto me muestre cuanto ya me está enseñando.

Después sonrío satisfecho en la digestión de cada sorpresa y permito. Soy discípulo del silencio.
 
DR
 

jueves, 6 de marzo de 2014

¿Por qué estoy en esta vida?

En nuestra vida desenfrenada, en lo cotidiano, en medio de la actividad diaria, nuestra mente se encuentra ocupada concentrando toda nuestra energía en aquello que hacemos, pero incluso entre tanta acción hay momentos en los que nuestra mente encuentra recodos en los que descansar. En esos instantes furtivos no somos los impulsores de ciertos pensamientos, no buscamos tenerlos, no pretendemos visualizar ciertas imágenes mientras nuestras manos realizan las labores. No intentamos soñar mientras nuestro cuerpo efectúa las tareas. 

Aún así sucede esa especie de desdoblamiento hasta el punto de existir en dos realidades distintas, aquella física en la que contactamos con las acciones que estamos realizando y la otra, mucho más sutil en la que vivimos en nuestro interior sintiendo y experimentando otros lugares, otras situaciones, ideas que nos aportan esos momentos de huída inesperada de la realidad física. 

Soñar despiertos puede ser uno de muchos reflejos indicativos de que nuestro ser es multidimensional, de que nuestra vida está siempre abierta a un infinito número de posibilidades, de que somos energía en constante evolución, de que siempre podemos acceder a un mayor sentido sobre la existencia, a una emoción más amplia que nos conecta a la vida más allá de la materia de la que tanto creemos depender.




Entre las líneas de este texto podemos encontrar algunas de las muchas preguntas que nos realizamos en nuestra vida, referentes precisamente a la misma vida y también podemos encontrar algunas de las respuestas a esas preguntas, ya que son parte de verdades que podemos sentir e interpretar en nuestro interior, en nuestro ser, en la sabiduría que todos tenemos a la que no siempre estamos dispuestos a acceder por no creer que esto sea posible, por no abrir nuestra mente, emociones y sentimientos a nuestra alma donde se encuentra todo el conocimiento sobre nuestra existencia. Lo que aquí se ofrece es simplemente el recordatorio de que todos los humanos tenemos esa posibilidad en nuestro ser. 

Se puede leer este texto de forma completamente lineal y también de manera aleatoria, abriendo de forma “casual” por cualquiera de sus páginas y enfocando la mirada a un párrafo concreto, donde seguramente hallaremos algo que nos haga pensar de otro modo sobre la inquietud en la que nos habremos concentrado previamente, antes de hacer la consulta, probablemente no obteniendo una respuesta directa y clara pero sí aportando algo más de luz a esa duda, para que nosotros mismos sigamos ese sendero hasta dar con aquello que nos hará sentir otra verdad más amplia en nuestro interior. 

Para lograr que este texto diera el resultado esperado eran necesarias dos personas conectadas a realidades distintas. Una de ellas, Maribel Sánchez en conexión con las inquietudes y dudas que las personas puedan tener sobre la vida y la existencia, así como los problemas y dificultades de lo cotidiano, de las relaciones, desde una realidad rebelde, de quien ya no acepta más el conformismo social ni la pasividad emocional a la que, la humanidad, está acostumbrada. La otra persona necesaria para el proyecto, David Romera ha realizado la conexión que todo ser puede realizar para responder a esas preguntas de Maribel, no desde la mente ni desde su propia experiencia sino desde la sabiduría espiritual del alma, para verbalizar desde ahí las respuestas a dichas dudas existenciales, iluminando y clarificando las sombras hasta descubrir que en lo más oscuro o limitado vive una realidad mucho mayor.

Cuando comprendamos que somos seres espirituales viviendo la experiencia humana, entonces nos daremos cuenta de que estamos aquí para crecer y evolucionar como energía a través de esta vivencia, de cada instante en este mundo, en esta vida, eligiendo a cada momento de qué manera queremos practicar la divinidad de nuestro Ser, aplicando un tipo u otro de vibración a cada paso. En nuestra decisión está la clave de la vida más allá de la vida, podiendo a ceptar las experiencias como lo que son, oportunidades para comprender de qué está hecha la existencia, lanzándonos a gozar de todo, permitiendo así que fluya nuestra autenticidad en todo su esplendor.



 

jueves, 20 de febrero de 2014

Salto dimensional del planeta Tierra

En este video presentamos la idea del salto de dimensión del planeta Tierra.

Desde hace algunos años hemos experimentado cambios en todos los niveles y planos, tanto sociales y colectivos como individuales, emocionales, ideológicos y mentales.

La evolución del Ser ha trascendido a una nueva dimensión en la que todo lo antiguo no sirve. La educación, la política, la economía, las costumbres o la alimentación por poner algunos ejemplos, ya no lo comprendemos como antes, no lo sentimos, no vibramos con todo ello, al menos de la misma manera. Sabemos en nuestro interior que necesitamos un cambio enorme, todo ha de ser de otra forma mucho más abierta, libre, flexible.

Otro gran ejemplo de necesidad de transformación lo encontramos en la religión católica, su necesidad de convertir su imagen en otra mucho más próxima a las personas, sobre todo por haber perdido más seguidores de los que esperaban. Aún así es incompleto, pues el ser humano es inconformista cuando se trata de evolución interior, sintiendo que por mucho que nos vendan nuevas maneras de vivir, no se acerca ni un poco a la inmensidad de nuestras capacidades vibracionales en las que estamos a punto de despertar.

Solo nos falta un pequeño paso, querer ser conscientes para acceder de forma inmediata a la 5ª dimensión y desde esta, sentir la 4ª (el tiempo) como una herramienta fabulosa de la que obtener un mayor rendimiento de nuestras capacidades creativas, como creadores de realidades maravillosas, artistas y hacedores de milagros en la vida. Todo esto para recordar cuando estabamos conscientes en la 3ª dimensión, cuando el tiempo (4ª D) era nuestro límite, nuestra prisión sin barrotes, lo que nos daba valor a todo cuanto hacíamos, poniendo precio a nuestra vida según la cantidad de tiempo que desempeñabamos en una tarea. Todo es mucho más flexible, tanto que hasta el infinito de posibilidades se extiende la capacidad de nuestra luz.





sábado, 15 de febrero de 2014

Cómo reconocer tu DON o tu herramienta innata a través de la numerología

En la siguiente imagen se muestra un ejemplo para calcular el número resultante de tu fecha de nacimiento:


Para ver el video explicativo pincha aquí.

Hemos venido a esta vida a cumplir variadas misiones que nuestro espíritu requiere evolucionar en la tierra. Para ello disponemos de cualidades concretas, aunque sutiles en nuestro interior y en nuestra forma innata de vivir, sentir, actuar, pensar... Esas cualidades, alntes de ser reconocidas por nosotros, suelen mostrarse como algo incómodo o que nos gusta poco de nuestra "personalidad", hasta que aprendemos a comprenderlas y a usarlas de forma amorosa, descubriendo en nosotros los dones innatos de nuestro Ser, las herramientas que nos ayudarán a fluir en la vida y en el camino de la felicidad.

Una vez has deducido tu número resultante de sumar todos los dígitos, puedes ir al video y con el cursor avanzar hasta tu número. Lo reconocerás por unas imágenes incrustadas con cada uno de ellos. De todos modos es recomendable visionar la explicación previa general, donde se habla de qué es nuestra herramienta innata para después comprender mejor lo que se dice de tu número en particular.pues.

Durante nuestra vida, podemos sentir muchas contradicciones en el interior, no comprendiendo por qué hacemos ciertas cosas de una manera, reaccionando según como que no nos gusta, incluso acarreándonos problemas en nuestra convivencia y en la vida. Estos conflictos con nosotros mismos pueden ser motivados por no haber conectado aún con nuestra herramienta innata. Antes de descubrirla nos pesa, las cualidades y dones que habitan en nuestro interior, no se han materializado aún, por lo tanto podemos reconocer esas cualidades y así hacer las paces con ellas, pues antes de mostrarse de modo positivo, al estar bloqueadas suelen aportar aptitudes negativas. Todo es cuestión de reconocer, perdonarnos, comprendernos y obrar con ello, practicar en la vida aquellos sutiles detalles que fluyen de nuestro interior para que crezcan.

jueves, 13 de febrero de 2014

Evolución

¿Qué me pasa, dónde están mis dudas?
¿Dónde mis inquietudes aguardan ansiosas a mi mente,
despierta ante sus plegarias y sugerencias?
¿Qué me sucede, no hay nada que dude?
¿Nada que logre prender a mis pálpitos y vislumbres?
¿Qué me atrasa, en el supuesto adecuado avance que toda mente presumible ansiosa, requiere?
¿Qué me ocurre, no me hace falta de todo esto nada?
¿Acaso me libré de aquellos densos menesteres?